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Vínculos que migran: familias transnacionales


Por Zulay Melendez Perez

 

Mientras me despedía de mi familia (algo que hice al menos 4 o 5 veces) en el aeropuerto, repetí varias veces en mi cabeza imágenes de esas comidas familiares y reuniones en casa de mi abuela los fines de semana.

Mi familia siempre ha sido clave para mí. Crecí en un esquema familiar tradicional, donde los roles de género se reproducían y por eso con el tiempo aprendí a dejar atrás algunas cosas y a conservar otras.  Pero ahora este ejercicio individual pasaba a ser algo más grande y colectivo porque no éramos la única familia que estaría moviendo sus cimientos: producto de una crisis humanitaria compleja en Venezuela somos millones de familias en esa situación.

Mi hermana y mi hermano ya habían migrado meses atrás y yo era la última en hacerlo, por eso, al tiempo que tomábamos fotos con los ojos llorosos y con la obra de Cruz-Diez de fondo, me di cuenta de que nos empezaba a definir el término “familias transnacionales” que, en resumen, da cuenta de dinámicas familiares que ocurren entre dos o más países y donde se mantiene el sentido de pertenencia. Este tipo de familia cuestiona el modelo tradicional y patriarcal porque los roles estereotipados y las dinámicas de control ya no pueden ocurrir de la misma forma, ni bajo el mismo techo. 

Ahora esas millones de familias, incluyendo la mía, de un momento a otro cambiarían radicalmente a causa de la migración forzada, que en muchos casos se da sin los recursos –materiales e inmateriales- necesarios para sobrellevarla. Sin embargo, este proceso puede motivar que individualmente haya una revisión del rol que se tiene en la familia porque si ya no se cumplen con las mismas tareas ni se sostienen las mismas dinámicas vinculares, es válido preguntarse ¿quién soy ahora dentro de la familia?

Si bien hay situaciones donde las familias transnacionales reproducen el mismo esquema patriarcal, también es cierto que se abren otras posibilidades fuera de los roles estereotipados y las dinámicas de control, como ocurre, por ejemplo, con las mujeres cis migrantes que se convierten en las principales proveedoras económicas para ellas y su grupo familiar, y en este proceso obtienen control de sus recursos y consiguen mayor reconocimiento dentro de su familia.1| Todo esto motiva transformaciones en las formas de vincularse. 

Son muchos los factores que influyen en que este paso de familia tradicional a familia transnacional también signifique una transformación de los roles estereotipados y las dinámicas de control en las familias, pero a poco tiempo de empezar mi viaje no paraba de pensar que las familias que logren adoptar nuevos esquemas, irán construyendo nuevas formas de comunicarse, de estar y de acompañarse. La única forma de hacerlo era dejar la estructura rígida patriarcal y construir vínculos sanos y más igualitarios, que también permitan potenciar los esfuerzos individuales en pro del bienestar del grupo familiar. 

En medio de este torbellino de ideas, seguí caminando hasta atravesar la puerta de migración sin parar de mirar atrás, buscando los brazos de mis familiares balanceándose en el aire, preguntándome qué tanto nos transformaría la migración.

 

1| Organización Internacional para las Migraciones (2014), Las mujeres migrantes y la violencia de género.

Disponible en: http://argentina.iom.int/co/sites/default/files/publicaciones/Manual_OIM-digital.pdf.

Página 74.

 

Imagen: @Lluviavelandia