Vínculos violentos en el siglo XXI  
19/10/2020
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19/10/2020

No, todos los vínculos no.


Por Giordana Larramendia.

“Hasta la frase “todos los aspectos” es rechazable, porque supone la imposible adición del instante presente y de los pretéritos”. J. L. Borges.*

Este año, en el que la pandemia del Covid-19 nos apartó de nuestros vínculos afectivos, nos invita a reflexionar. Propongo tres líneas de reflexión, la primera se basa en que las ideologías** patriarcales, además de sustentar la violencia machista, propician el racismo y la xenofobia, entre otras demostraciones de odio. La segunda reflexión, enlazada intrínsecamente con su antecesora, dado que patriarcado y capitalismo se retroalimentan, fusionan y confunden, postula que las bonanzas económicas y tecnológicas profesadas por el sistema de producción y acumulación capitalista, componen la matriz donde reposan ciertos males sociales, incluso la violencia machista. Tercera y última, no todos los vínculos deben repensarse. Desde ya estas palabras no son exhaustivas ni pretenden componer una verdad absoluta, de algún modo intentan proponer ejes de discusión.  

Las estructuras sociales, las organizaciones e instituciones, en su mayoría, están cimentadas en premisas y lógicas androcéntricas, patriarcales, colonialistas y capitalistas, mediante las cuales prevalecen distintos privilegios -de género, raciales y de clase- y dispositivos de subordinación y segregación. Vislumbro, al menos, dos nexos entre las ideologías patriarcales y las capitalistas. Ambas centran sus interpretaciones en la figura y experiencia de un arquetipo de varón hegemónico, considerado sujeto normativo e histórico, o “paradigma de lo humano”. A su vez,  trazan sus criterios en términos dicotómicos y jerarquizados (ej. hombre/mujer, rico/pobre, blanco/negro). En esta conjunción, distinguimos elementos originarios de las desigualdades entre los géneros, las clases sociales, las razas y etnias, puesto que ambos sistemas dogmáticos tienen como axioma fundamental –y fundacional- la exclusión de una gran masa de sujetxs. El arquetipo referenciado engloba determinadas características, tales como: ser varón –cis-, heterosexual, capaz, caucásico, instruido, burgués, propietario y católico. Quienes carecen de dichos atributos son marginadxs social y políticamente, a raíz de este hecho se estructuran las desigualdades sociales y las ciudadanías de segunda. Componen este fragmento social segregado las mujeres, lxs sujetxs feminizadxs, proletarizadxs, y lxs sujetxs racializadxs. 

Paralelamente, las inequidades sociales gravitan en los estereotipos sexuales, de género, clase, raciales y étnicos. Preconceptos que atribuyen rasgos específicos a determinadas personas, o  grupos de personas, han sido planteados en términos dicotómicos y subordinados a los del varón hegemónico y fijan nuestro rol social. En función de ellos se creen como innato de lo femenino: la debilidad, la sumisión, la emocionalidad, etc.; en contraposición, las masculinidades con tintes hegemónicos se piensan racionales, autosuficientes, dominantes y agresivas. De su cotejo surgen connotaciones distintas, siendo los masculinos positivos y superiores, respecto a los del par femenino. Algo similar acontece con los demás estereotipos: lo blanco simboliza la pureza cuya antítesis es lo negro, sinónimo de maldad/oscuridad; lo europeo personifica la civilización mientras que lo latinoamericano la barbarie. Con estos preconceptos y lógicas somos moldeadxs desde que nacemos y a partir de ellos nos vinculamos con las personas, la naturaleza y los objetos. 

Cuestión que me remite a la última reflexión, no todos los vínculos deben ser repensados. Tal como lo expresó Borges, todos supone la imposible adición del instante presente y de los pretéritos, resultando una teoría inviable. Máxime, porque existen vínculos que deben ser revalorizados, sostenidos, fomentados y multiplicados a través de nuestras teorías y praxis sociales: aquellos que brotan de la sororidad, la solidaridad, la empatía, del reconocimiento de la otredad y del amor, necesarios en épocas de crisis sociales e individuales y que mantienen vivo al tejido social.

 

*En la revisión grupal de los textos surgieron algunos cuestionamientos por utilizar una frase de este autor por su construcción de la masculinidad. A pesar de ello, la frase se sostiene por ser la que inspiró el texto. 

** En este texto se entiende por teorías al conjunto de saberes epistémicos, valores y prácticas que buscan describir, explicar, predecir y controlar un fenómeno.

 

Imagen: Franco Cano