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EDITORIAL


Por Samanta Moll y Julieta Lopez Argerich

Al momento de elegir el tema para el segundo número de la revista, pensamos en si debíamos abordar los temas que plantean las agendas transfeministas y feministas o si debíamos bucear en nuestros intereses. En una reunión editorial que tuvimos antes de la pandemia, cuando nos podíamos juntar, hablamos y discutimos mucho sobre qué cosas nos unían y entre todas las palabras que surgieron, una que tuvo mucho peso fue VÍNCULO.

Vincularnos implica un encuentro significativo, donde las personas transforman y son transformadas en esa relación, de manera consciente e inconsciente. Cuando nos vinculamos con otres existen puntos de identificación pero también hay algo en ese otre que permanecerá diferente y ajeno a une. Y, aunque hay mucho en la forma en que nos vinculamos que nos preexiste y que es aprendido, porque somos socializades en el seno de una sociedad patriarcal en la que nos enseñan que los vínculos se basan en relaciones de poder; eso no significa que la manera de vincularnos sea estática, sino todo lo contrario: tenemos la posibilidad de deconstruir, modificar, problematizar y poner en tensión los modelos aprendidos, habilitando espacios de resistencia y transformación. 

Durante la cuarentena, descubrimos que nuestros vínculos empezaron a tener otra densidad y que tuvimos que encontrar nuevas maneras de relacionarnos a la distancia, a través de una computadora, mandándonos regalos por motos y cogiendo por streaming. En ese momento, aquella idea de escribir sobre vínculos cobró mucha más fuerza.  Es imposible no vincularse, somos seres sociales y, por lo tanto, vivimos atravesades por los vínculos con otres y con nosotres mismes. 

Escribir sobre vínculos nos hizo dejar un poco de lado el academicismo y conectarnos con nuestras propias experiencias. Esto no es tan novedoso, desde hace tiempo las Epistemologías Feministas, Queer, Transfeministas y Decoloniales han resaltado el valor de la experiencia como un lugar desde el cual teorizar. Compartir las vivencias y sentires subjetivos permite identificarnos con otres y esa identificación nos posibilita reconocer que esas experiencias personales se vuelven colectivas. Esa magia que sucede cuando reconocés en lo que cuenta le otre “algo que también viviste vos”. 

Además, la amplitud del término “vínculos” nos permitió explorar sus diferentes sentidos y modalidades, y también sus diferentes interpretaciones. Por eso, en este número encontrarán artículos sobre amistad, amor, relaciones familiares, vínculos feministas, violencia, masturbación, y virtualidad en los vínculos.  

De este entrecruzamiento de las experiencias colectivas y subjetivas  nace este número,  en el que sentimos que desnudamos nuestra intimidad y la compartimos con ustedes.